Para las personas, el fallecimiento de un ser humano,
implica la desaparición física por una causa
natural o accidental. Con sus distintas tradiciones, la práctica del adiós y el
posterior duelo del individuo va mucho más allá del punto de vista material o
religioso.
Venezuela es uno de los países con mayor índice de muertes
violentas en el mundo. Con una tasa de muertes semejante a la de un país en
guerra, ya que según estadísticas del observatorio de la violencia para 2012,
hubo 73 homicidios por cada 100.000
habitantes.
Aunado a esto, la nación vive inmersa en una difícil crisis
económica que se ve reforzada por el multimillonario gasto público del Estado,
deudas y la reciente devaluación del Bolívar. Para el venezolano común, que
lucha por llevar alimentos a su hogar debido a las carencias de un sueldo mínimo
que no cubre la cesta básica y al desabastecimiento de los mismos, es arduo el
trabajo que debe hacer para subsistir.
Aunque morir resulte ley de vida, la delincuencia rampante
en el país amedrenta no solo la calidad de vida del venezolano; la inseguridad
toma vidas, y el lamentable proceso de perder a un ser querido, se adjunta al
duro procedimiento que es llevar los costos de ese adiós.
Un funeral es una ceremonia que se realiza para despedir a
una persona fallecida. La naturaleza y la composición de los ritos funerarios
dependen de la época, la cultura, la posición social del difunto y las
creencias religiosas de la sociedad.
Los ritos de funeral más comunes son la sepultura y la
cremación. Entonces, con la premisa de la dificultad económica actual en
Venezuela, ¿es accesible para alguien tener un funeral digno?
En una sociedad tan distintivamente dividida por estratos a
causa del reforzamiento de la lucha de clases por parte del gobierno, las
opciones de entierro y sus precios varían según el renombre, calidad y servicio
fúnebre y la posterior inhumación del
cuerpo.
El cementerio de mayor relevancia en Caracas, el Cementerio
General del Sur, donde yacen los restos de próceres independentistas y
distintas personalidades de la historia del país, se encuentra en franco
declive desde hace años. La delincuencia y los saqueos de tumbas para robar
objetos o para realizar prácticas de santería están a la orden del día.
La inseguridad en el sitio es tal, que familias han
recurrido a la venta de parcelas y traslado de restos a otros cementerios
porque la gente busca un lugar de reposo para ofrecer una oración a sus
respectivos parientes con tranquilidad y allí no lo encuentran.
Esta necrópolis es vista como sitio para los sectores más
populares de la ciudad capital, e inclusive se destinan ciertas áreas para
fosas comunes donde se depositan aquellos cuerpos no reclamados por sus
familiares. Un ejemplo famoso, la fosa llamada “La Peste” donde yacen decenas
de cadáveres producto del Caracazo.
Las fosas más baratas están en el Cementerio General del
Sur, donde se consiguen nichos (bóvedas pequeñas) en Bs 2.500 y fosas de uno o
dos puestos en Bs 4.500.
Mientras que, el Cementerio del Este, es accesible solo para
los estratos medio-altos de la sociedad caraqueña. El servicio de capilla y
entierro para una persona común oscila entre 9.000 y 11.000 bolívares para lo
más sencillo, y de 20.000 en adelante, los más costosos, sin agregar si ya se
tiene parcela de terreno en el camposanto.
En esos precios se incluye, además del ataúd, el servicio de
capilla, servicio religioso y cafetín para los asistentes, preparación del
cuerpo y traslado con carroza hasta el cementerio, sin contar los arreglos
florales o preferencias sobre urnas importadas de mejor calidad.
“Es sumamente costoso;
entonces no estás afectada emocionalmente sino también monetariamente. La
situación económica del país influye, claro, pero son precios absurdos”,
menciona Gladys Vilchez, quien perdió a su hermano a manos del hampa hace meses
y sabe lo que significa el proceso.
Debido a la alta tasa de muertes, los cementerios de la
ciudad capital están saturados. El Cementerio del Sur y el Cementerio del Este,
los dos más grandes en cuanto a extensión de terreno en Caracas, se encuentran
en constante expansión para cubrir la demanda de espacio para tumbas, y otros más
pequeños como el Cementerio municipal de Baruta o el municipal de El Hatillo,
ya están totalmente copados.
Terrenos en expansión del Cementerio del Este
Solo tienen oportunidad para entierro las personas que ya
tengan familiares en el cementerio, y la opción que ofrece el celador del
Cementerio de Baruta, Franklin López es “enterrarlo
en el mismo hueco, porque ya no hay más parcelas”. ( http://soundcloud.com/kevin9208/
entrevista-al-celador
)
Es extraño que el ámbito religioso preste poca o ninguna
ayuda a aquellas personas que tienen dificultades económicas para darle un
servicio funeral decente y digno a algún familiar. La Parroquia Sagrada Familia de Nazaret y San Josemaría
Escrivá de Balaguer, con sede en La Tahona, Municipio Baruta, y una de las
más grandes de la región capital, no presta asistencia a familias que no poseen
recursos para entierro.
El Presbítero Noel Franceschi Franceschi, párroco encargado
de la sede, menciona que la iglesia destina “todos los recursos y donaciones para beneficio de la comunidad,
trabajando con las actividades de pastoral y difundiendo la palabra del señor”.
En otra sede católica del municipio, en Manzanares, lo único que se ofrece para
aquellos que no disponen para poder enterrar a un ser querido, es la inhumación
de cenizas, que consiste en darle sepultura a las cenizas provenientes de
cadáveres o restos humanos una vez que se han sido cremados o incinerados en un
terreno dispuesto por dicha iglesia.
¿Cremación como
opción?
Para aquellos que no necesariamente buscan una sepultura
católica, la otra opción más popular entre los caraqueños es la cremación.
Práctica que recurre a deshacer un cuerpo humano quemándolo, frecuentemente en
un sitio denominado crematorio.
La cremación influye en el bolsillo del venezolano al ser
más barata, porque una persona encuentra dificultad para poder costear la
compra de no solo la parcela de terreno en un camposanto, sino también los
servicios de capilla y sepultura.
En el caso concreto del Municipio Baruta, el cementerio
municipal que sirve a los dos principales barrios, Las Minas y Baruta, se
encuentra al límite de su capacidad. Los habitantes de pocos recursos de dichos
sectores entonces deciden optar por la cremación como procedimiento para
despedirse del difunto. La cremación, que incluye alquiler del horno crematorio,
oscila entre Bs 3.100 y 5.500 bolívares, dependiendo del sitio donde se creme
el cadáver.
Ángel Ruíz, administrador de la Funeraria Municipal ubicada
en Las Minas, comentó que la sede “recibe
una cantidad variada de cuerpos por días. A veces pueden llegar séis, como
otros días puede llegar solo una. La inseguridad es causa principal, más que
todo porque no solo manejamos las muertes del barrio”.
Definitivamente la muerte llega a ser lucrativa en
Venezuela. En el diario 2001, se retrata la angustia que una familia padece al
ser víctimas de una extorsión por parte de la funeraria donde reposa el padre
de la familia Bautista Durán, fallecido hace días. La agencia funeraria
Preferal, que opera en el casco colonial de Petare, demandó a la familia 14.000
bolívares para entregar el cadáver, y los deudos, de bajos recursos, se les
imposibilitó entregar el dinero. Ante la
situación, el sobrino del difunto denunció el hecho ante la policía científica,
y el cuerpo fue recuperado.
Aun así, siguen sin darle sepultura ya que los trabajadores
de la funeraria se apoderaron del permiso de inhumación, imprescindible para
poder enterrarlo. Los familiares esperan que alguna autoridad se dedique al
caso. Oropeza B, J. (2013, 4 de abril). Funeraria
retuvo cadáver y extorsiona a familiares 2001, p.30
Para 2012, el Gobierno Nacional adelantaba la redacción de
un proyecto de ley que controla y regula la prestación del servicio funerario y
de cremación, con la premisa de que este debe ser público y no lucrativo. La
ley fue aprobada por la Asamblea Nacional a finales de ese año. (http://www.dinero.com.ve/index.php/destacados/personaje-de-la-semana/4423-ley-de-servicios-funerarios)
El instrumento legal ejercerá control en los precios de los
servicios que prestan las empresas funerarias y de propiedad privada en todo el
país, lo cual supone mayor control especialmente en la fijación de precios
justos para las personas que acuden a buscar estos servicios.
¿Será esta la solución, o el problema va mucho más allá? No
es luchar contra el dolor del adiós, sino además buscar la posibilidad de
costear la partida de un ser querido. Con la muerte puedes negociar, pero nunca
vencer.
Hola Kevin. Revisando el blog no conseguí nada referente a tí. Al lector le gusta conocer su escritor.
ResponderEliminarBuen título del trabajo.Excelente idea la de usar las cifras en el párrafo uno pero se entendería mejor con alguna analogía que traduzca de una manera más sencilla lo que significa.
Hay postura política clara y no contribuye a la imparcialidad del trabajo. (párrafo 7 por ejemplo).
Cuidado con la transcripción, hay un "seis" que le pusiste una tilde.
Hay una cita de una fuente docmuental. En los reportajes no es correcto usar las normas APA. Puedes escribir: "como explica Fulanito en su libro Tal"
Considero que no hay cierre por la hipótesis no se ratifica y quedó muy brusco. El cierre también contribuye a explicar qué otras puertas abre este tema.
El uso de los archivos multimedias no es el adecuado, en clase se les explicó como introducir los videos más allá de los links. Si tienes duda al respecto puedes escribir y te explico.