Son las 8:34 de la mañana en el gimnasio José Beracasa del
Parque Naciones Unidas en el Paraíso, Caracas. Decenas de balones rebotan en el
parquet. De fondo, se escucha la voz de Brad Greenberg exclamando: “!Pass the ball, faster!”.
Intensidad y cansancio emanan del complejo deportivo; la
vinotinto entrena con miras al sudamericano de baloncesto en Resistencia,
Argentina, pero ese no es el principal objetivo en la mente de los jugadores y
cuerpo técnico. Venezuela aspira también a pelear por uno de los tres cupos que
otorga el repechaje pre-olímpico que se jugará acá, en el patio trasero, el
Poliedro de Caracas.
“!Windy, no!, Haz el pick y roll” grita Daniel Seoane,
asistente del equipo técnico; acto seguido, el alero de Cocodrilos de Caracas,
Windy Graterol, recibe el balón y fabríca una estruendosa clavada que deja
atónitos a los demás presentes.
Las coincidencias pueden quedar sólo en eso, coincidencias,
pero casualmente por estas mismas fechas se conmemoran dos décadas de la histórica
participación que cualquier equipo que haya representado al país
internacionalmente ha tenido jamás; los héroes de Portland.
Olivares, Jiménez, Shepherd, González, Nelcha, Palacios,
Jaramillo, Díaz, Solórzano, Estaba y Hererra fueron los 12 nombres que
conformaron aquella mítica selección venezolana que ganó el torneo sudamericano
de 1991 en Valencia y que posteriormente llegó a la final del pre-olímpico en
la recordada ciudad norteamericana de Portland, Oregon contra, posiblemente, el
mejor conjunto de jugadores alguna vez ensamblado en cualquier disciplina
deportiva. Ese equipo de luminarias de la NBA conocido como el Dream Team.
El resultado final del encuentro fue 127-80 a favor del
elenco de E.E.U.U, con un quinteto abridor
de leyendas liderado por Bird, “Magic” y Jordan, pero el equipo nacional
logró un hecho trascendental, y es que se clasificó para aquellos célebres Juegos
Olímpicos de Barcelona ’92. Culminaron en la posición 11 de 12 equipos
compitiendo en el nivel más alto, y después de esa generación, el baloncesto
venezolano ha pasado por altos y bajos sin volver a figurar en los anales de la
historia.
Eran necesarios los cambios tras los últimos descalabros de
la selección mayor y a nivel de categorías juveniles, con sendas derrotas ante países
con poca tradición en el deporte como Colombia y Chile que dejaron muy mal
gusto entre los entes federativos del país.
El reloj marca las 9:51 a.m y los integrantes de la
selección se reúnen en un círculo cerca de la mitad de la cancha. “Ánimo, ánimo,
ánimo” seguido de aplausos, es lo que se escucha a la distancia.
Renovación; palabra que se ha escuchado repetidamente y que
poco se había llevado a cabo, hasta ahora. La nueva camada, abanderada por el
NBA, Greivis Vásquez, junto a los experimentados Oscar Torres y “Pepito”
Romero, se les suman Echenique,
Cubillán, Graterol, Zamora, entre otros, quienes proyectan una nueva ilusión en
los seguidores del baloncesto venezolano.
“Creo que tenemos un buen grupo, muy joven, que pueden lograr muchas cosas, pero hay que
seguir trabajando”, dice Rolando Urdaneta, presidente de la Liga Profesional de
Baloncesto.
Eric Musselman, entrenador norteamericano encargado de
dirigir al quinteto criollo, trata de lidiar con la presión ante las múltiples
preguntas a la salida del entrenamiento: “Hemos tenido nuestros buenos
momentos, las prácticas han sido intensas. Pero es cierto que debemos mejorar
en muchas facetas”.
Surgen las mismas interrogantes de antes –‘no hay
tamaño’ - como dicen los críticos de siempre. –en Venezuela no se desarrolla al
talento joven- como mencionan algunos otros. Como respuesta, Urdaneta creó la Liga Especial
de Baloncesto, para que sirviera como categoría de antesala a la LPB, y en
donde los equipos profesionales tengan sus filiales para foguear a los
prospectos.
“Lo de Portland fue el resultado de un trabajo que comenzó
en 1983, con la inclusión de varios jóvenes” dice Antonio Ruíz, director del
portal SeHablaBasket.com.
Así como la generación del ’92 tuvo a Carl Herrera como su
líder, Ruíz resalta la importancia que tiene el oriundo de la parroquia de
Coche en esta: “Pienso que va a haber un antes y un después de Greivis Vásquez,
por lo que representa como jugador y como imagen. Su ejemplo, al ser un chamo
de un barrio que llegó a la NBA sirve de inspiración a muchos jóvenes que
vienen en camino”.
Termina la práctica en el Naciones Unidas. Los jugadores
salen del camerino hacia el autobús que los regresará al hotel de
concentración. En la distancia se divisa la mirada pensativa de Musselman a
través de la ventana. ¿Qué pasará por su cabeza? Las expectativas de un país
recaen sobre él y su grupo de dirigidos.
Venezuela iniciará su andar en el repechaje ante Nigeria,
considerada una final, para luego al día siguiente enfrentarse a la poderosa
Lithuania aspirando clasificar a cuartos de final y así empezar a soñar con la
hazaña... ¿Podrán estos nuevos 12 emular
a los antiguos 12? La historia está para ser rescrita.
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