miércoles, 22 de mayo de 2013

El día que el país se detuvo

Visto como la detonación de un explosivo que acumulaba pólvora desde algunos años atrás, y con la finalidad de tener el control del pilar fundamental de la economía del país. A 10 años recontamos los sucesos y testimonios de los que lo vivieron.

2 de diciembre de 2002, fecha recordada en la memoria contemporánea del país como un punto de quiebre. Fue el inicio de la mayor huelga patronal de la historia latinoamericana, liderada por el bastión productivo de Venezuela y resultante en 62 días de paro, marcados por antecedentes políticos y graves repercusiones económicas y sociales para la nación.

Se deben conocer algunas de las consecuencias económico-sociales dentro del ámbito nacional e individual, desde el punto de vista del trabajador de la empresa. ¿Acaso la institución se encuentra en mejores o peores condiciones luego de febrero de 2003 a razón de los despidos masivos de la fuerza laboral? Primero, es relevante conocer parte de su pasado para poder discernir con criterio en el análisis de lo que la gran empresa estatal se ha convertido luego del paro.

Desde su creación en 1976, el conglomerado de  Petróleos de Venezuela, Sociedad Anónima, diversificaba sus funciones en las llamadas filiales, presentes en la memoria del venezolano como símbolos del progreso e íconos culturales de la Venezuela contemporánea. En su momento, PDVSA llegó a ser catalogada como la empresa número 66 entre las 500 más grandes del mundo, según la lista de la revista Fortune.

Por décadas, las sucursales petroleras del estado (CORPOVEN, MARAVEN y LAGOVEN) eran de las empresas más eficientes y productivas no solo del país, sino de América. Sus trabajadores, profesionales del más alto nivel en la rama petrolera, gasífera y de otros servicios, coexistían en un ámbito de exigencia máxima que era retribuido con altos salarios y beneficios que de cierta manera fueron envidiados por gran parte de la sociedad venezolana. 

Posteriormente vendría la fusión, y estas tres filiales pasarían a unirse bajo la integración de actividades que llevaban por separado todas ellas y la matriz PDVSA estableció una nueva estructura de operaciones basada en unidades de negocio.

En PDVSA y como política de empresa en sus antiguas ramas, la obtención de cargos se lograba mediante meritocracia. Con la llegada de Hugo Chávez al poder, ello significó involucrar a la industria petrolera en el ámbito político. Este y sus allegados promovieron e instalaron a gente de su confianza o alineadas a su tendencia política en altos cargos de la estructura de la empresa para orientar su política, con un fin que iba más allá. La burocracia había llegado filtrándose y el descontento dentro de la estatal petrolera no se hizo esperar.

Según la visión del oficialismo, la empresa estaba siendo manejada como un ente privado influenciada por interes asociados a E.E.U.U y esta debía ser separada de las élites que la controlaban para que el petróleo quedara en manos del pueblo, olvidado desde hacía décadas por parte de los gobiernos democráticos posteriores a la última dictadura militar en los años 50.


El comienzo del fin
Durante los meses previos a la gestación del paro, se vivían tiempos difíciles. La crisis de abril de 2002 generó en las altas cúpulas del gobierno una necesidad de mayor control tras la salida y retorno de Hugo Chávez al poder, mientras gran parte de la población manifestaba su desaprobación del régimen actual en las calles.

Para ese entonces, según los responsables de la facción opositora denominada Coordinadora Democrática, el objetivo del paro era la realización de un referendo consultivo sobre la presencia de Hugo Chávez en Miraflores, y que éste se aviniese a acatar su resultado, o la convocatoria de unas elecciones anticipadas. Pero una vez iniciado, el propio Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), diría que la huelga culminaría cuando renunciara Chávez. Más allá de los partidos, eran la CTV y Fedecámaras los que lideraban el proceso.


Estalló el 2 de diciembre, tal como lo habían anunciado los voceros del comando que lideraban Ortega, Juan Fernández (Gente del Petróleo) y Carlos Fernández, presidente de Fedecámaras. El país se detuvo. La injerencia de la industria petrolera tuvo la mayor influencia, ya que cesaron casi totalmente las operaciones y su efecto en el país se hizo sentir.  En los días siguientes transcurrirían eventos como la tragedia de la Plaza Altamira y el fondeo del Pilín León en las aguas del Lago de Maracaibo, que acentuarían la crisis.

Resultaba toda una proeza reabastecer de combustible un automóvil o tener gas para la cocina, ya que los procesos de refinación y comercialización cayeron en un 90%, generando para el gobierno pérdidas económicas cercanas a 14.430 millones de dólares, sin contar los otros rubros afectados como fueron los anaqueles en los mercados, por consecuencia del paro nacional. Según cifras del Banco Central de Venezuela, el producto interno bruto del país registró una caída de 15,8% durante el cuarto trimestre de 2002 y de 24,9% durante el primer trimestre de 2003.

Para Héctor Rodríguez, antiguo gerente de recursos humanos de la petrolera, los trabajadores de la empresa se manifestaron en apoyo al clamor popular: “A pesar que las protestas no obedecían a intereses de algún partido, los que más cumplieron el paro nacional fueron los integrantes de la gente del petróleo, y las consecuencias dadas por esta acción fueron arbitrarias, politizadas por el gobierno”. Al final, luego de dos meses desde su inicio, no lograron el objetivo buscado: la salida de Chávez.

                             Manifestantes de la Gente del Petróleo / Foto: Últimas Noticias

Una vez el gobierno tomó control del petróleo, inmediatamente la acción fue la aplicación de la Ley de Hidrocarburos aprobada en 2002. La nueva PDVSA surgía con ímpetu fustigando decisiones de gobiernos pasados, e ideologizando a sus trabajadores viejos y nuevos bajo aquel recordado lema, "PDVSA ahora es de todos".

Ayudados por el constante incremento de las cotizaciones del crudo a nivel mundial, las primeras medidas para optimizar los ingresos se basaron en la elevación de la carga tributaria, al punto de que el Estado hoy en día percibe el 94% del ingreso bruto por barril, mientras que antes llegaba a 47%.

Todo esto fue el verdadero inicio de la potenciación del movimiento político-social del expresidente Chávez, donde se empezó a usar a la industria como músculo económico para financiar desde el multimillonario gasto público, proyectos sociales e inclusive el aparataje ideológico, continuado con su sucesor, Nicolás Maduro.

Gradualmente, el símbolo que fue la PDVSA de antaño se iba perdiendo. Relegada quedó la estabilidad que le habían dado más de 22.000 empleados calificados bajo una estructura de orden y progreso. Muchos fueron despedidos arbitrariamente y humillados en las gigantescas listas publicadas en el diario Últimas Noticias, sin justificación ni indemnización.

Paulatinamente la población en activo de la empresa se fue incrementando hasta más de 110.000 trabajadores que actualmente se encuentran en su nómina; la gran mayoría sin poseer la experticia ni la preparación requerida para efectuar las labores especializadas, cuestión que explica el declive en producción y los recurrentes accidentes, como la explosión en la Refinería de Amuay.

Sus sedes en Los Chaguaramos y Chuao, consideradas estructuras excesivas por Chávez, fueron cedidas como centros educativos a la Universidad Bolivariana de Venezuela y a Universidad Nacional Experimental de las Fuerzas Armadas, respectivamente.

                                        PDVSA Chuao, hoy en día sede de la UNEFA

Rodríguez recuerda con una tristeza infinita ver su nombre entre los cesanteados, y con voz quebrada rememora los difíciles momentos que vivió después del despido. “Perdí mis ahorros acumulados durante 14 años de trabajo. Tenía mi oficina en la sede de Chuao con mis documentos y pertenencias personales y ni eso pude recuperar. Clandestinamente y gracias a una persona conocida que me dejó entrar en horas no laborales de la noche, pude rescatar algunos papeles y fotos de mi familia, nada más”.


Luego de los despidos masivos, se conocieron incontables casos de ex trabajadores de la industria que perdieron todo y por falta de empleo cayeron en depresión, divorcios e, in extremis, recurrieron al suicidio como escape, dijo Rodríguez, quien no tenía como mantener a sus tres hijos. “Algunos se vieron en tales dificultades económicas que colocaron a un lado su dignidad ya pisoteada para retornar a PDVSA, y varias veces escuché y respondí este argumento:”

-          - Pero entiende Héctor, es que yo soy cabeza de familia (…)  
-          - ¿Y quién carajo crees tú que soy, el culo de mi familia?

“Y todo esto pasaba porque habían algunos que no asumían el compromiso que todos los empleados teníamos”.

Después de unos años de sufrimiento e incertidumbre, Rodríguez logró recuperar una pequeña parte de sus ahorros perdidos y conseguir un trabajo estable como profesor en la Universidad Católica Andrés Bello; pero como él, hay incontables casos parecidos.

                                    Héctor Rodríguez, ahora ejerciendo como docente

A pesar que fue tan numerosa la cantidad de despidos, a muchos se les abrieron las puertas en el exterior, emigrando a Canadá, Colombia o Brasil y ayudando a levantar los proyectos de hidrocarburos en dichos países.

Ricardo Molina, que fungió como gerente medio con casi dos décadas de servicio en PDVSA, decidió quedarse en Venezuela como parte del compromiso asumido por tantos trabajadores con la difícil situación del país y vivió la cruda desesperación motivo de las consecuencias del desempleo.

Pasé por varios trabajos de consultoría en bancos, pero sin la estabilidad que quería y en ese entonces decidí  montar un negocio para poder subsistir. El dinero no alcanzaba, y en 2004 tomé la decisión de vender quesos desde el garaje de mi casa, y por varios años eso fue el sustento de mi familia. Había que resolver”, rememora Molina.

Para Pedro González, quien laboraba como operador en la sede Tacagua, fueron difíciles los días que vivieron él y su familia luego de ver su nombre en la segunda lista siendo botado sin justificación. “Después del paro regreso a trabajar (…) de ser 12 pasamos a ser 40 o 50 trabajadores, algunos eran analfabetas”. Por un tiempo breve ayuda en la capacitación del nuevo personal, hasta que sufre un accidente ocular que lo mantuvo de reposo por 15 días. Al reportarse de nuevo a laborar, no se le permitió el ingreso a la sede. Hasta el día de hoy el señor González espera la indemnización correspondiente como tantos otros.

                              Operadores de la nueva PDVSA / Foto: Confirmado.com.ve

El apoyo de buena parte de la población de clase humilde al Gobierno evitó que éste cayera. Además, la patronal empresarial y los partidos tradicionales eran víctimas de un fuerte rechazo por parte de las clases populares y no lograron conectarse con el mismo para ganar su apoyo.

Los sectores de la clase media, en buena parte seguidores de la oposición, tendían a sentirse identificados con Juan Fernández, líder de los empleados de PDVSA que se habían declarado en huelga, pero no con los partidos políticos de la Coordinadora Democrática, la patronal, ni el sindicato CTV.

Una vez estaba claro que el presidente Chávez no iba a renunciar, el paro pasó a tener otros objetivos que tampoco se cumplieron: el referéndum no vinculante exigido por la oposición para consultar la permanencia del difunto mandatario en el poder no se realizó por no estar en la Constitución. Finalmente se realizó un Referéndum en el 2004 donde este resultó victorioso. Las leyes aprobadas en 2001 por habilitante no fueron anuladas. La lucha de los trabajadores petroleros oposicionistas se quebró cuando todos los que se unieron al paro fueron despedidos.

Definitivamente debe abrirse el abanico para cuestionar la gestión de PDVSA por parte del Gobierno venezolano posterior a la huelga y su influencia tangible en las actividades del estado, ya que después del paro, consecuencias, muchas; afectados, miles.


1 comentario:

  1. Hola Kevin.-

    No encontré ningún error de escritura.

    Es recomendable que las fotos sean más de apoyo que referenciales.

    El video no es de creación propia pero sivre como contexto.

    Procura cambiar la letra del blog que cansa a la vista.

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